#CONOZCAMOS A JAVIERA PINTO CANALES
Ella es Javiera Pintocanales, diseñadora editorial y artista del libro.
Es licenciada en Diseño Gráfico, (PUCV) y magíster en Edición (U. Pompeu Fabra, Barcelona). Realizó estudios de encuadernación y grabado en La Industrial, escuela de oficios de Barcelona.
Ha trabajado por más de una década como diseñadora de libros para editoriales y de manera independiente. En paralelo, explora las posibilidades artísticas del libro y la lectura desarrollando proyectos personales que vinculan los oficios clásicos del libro y los sistemas de impresión tradicionales y contemporáneos.
Su trabajo ha sido expuesto en ferias, galerías y museos de España, Chile y México. Y parte de su obra forma parte de colecciones privadas y de colecciones especializadas de instituciones como la Stanford University, la Universidad Complutense de Madrid y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Da cursos y talleres en torno a las artes impresas y sobre las posibilidades expresivas, artísticas y narrativas del libro.
Entrevista: @Urdimbrediciones
Cuéntanos un poco sobre ti y tu relación con los libros
Escribo desde la soleada ciudad de Puerto Vallarta, México donde vivo hace 4 años, luego de 9 años de vida en Barcelona. En esa mudanza transoceánica, lo único que mi pareja y yo enviamos, fueron 130 kilos de libros. Eso quizás resume muy bien cuál es mi relación con los libros y la lectura.
También poco a poco viene viajando para vivir aquí, mi biblioteca dejada en Chile, lo que quizás resume cómo el tener una hija y una imprenta tipográfica de una tonelada en un mismo lugar, ayudan a echar raíces y cómo también lo hace el reunir en un sólo sitio, nuestra historia en libros.
Los libros siempre han sido parte de mi felicidad. Mi casa familiar fue una casa que leía. Las mañanas de los fines de semana eran de desayuno en cama y lectura, y también la lectura, era la manera de cerrar cada día. No digo que haya leído mucho, o que haya sido todo bueno, sólo me refiero a que había goce en la lectura, disfrute en el leer. Y el disfrutar no sólo incluye a la palabra, si no también a las imágenes, al papel, las tapas, los olores, las texturas… En el disfrutar un libro caben todos los sentidos. Los libros de artista se hacen cargo de esta dimensión multi-sensorial de la lectura y arriesgan hasta hacerlo más evidente, más extremo, y ese extremo, puede ser tanto llevarlo a la exageración como a la mayor sutileza. Podríamos decir que amplían el abanico de posibilidades de lo que puede suceder en un libro. Quizás el hacer libros de artista tiene que ver con eso, con volver a esa sensación de pura posibilidad que es un libro. A no dar por sentado el cómo funciona o qué es lo que va a suceder en sus páginas. En esa misma dirección, un libro de artista plantea un juego, con sus propias reglas y lógicas. Cuando como lectores lo que se plantea nos parece creíble y coherente, y además tiene cierta dimensión de sorpresa, de descubrimiento, creo que es cuando funciona.
¿Cuál ha sido tu formación?
Estudié en la Escuela de Diseño y Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, y nombrándolos con distancia, creo que hacíamos muchos ejercicios artístico-editoriales; ediciones poéticas, ilustradas, con pliegues y despliegues, transparencias y superposiciones, todo a partir de la observación y la palabra, buscando nuevos lenguajes en la página y en el papel. También experimentamos con muchas técnicas de impresión y grabado. Sin duda esa primera formación, fue mi “silabario”, gráfico y editorial.
Al terminar la carrera, tuve la posibilidad de quedarme trabajando en el Taller de Ediciones de la Escuela y con ello confirmar que me quería dedicar al diseño de libros. En esa época, en Chile no había posibilidad de especializarse en ese ámbito, por lo que decidí buscar opciones fuera para seguir estudiando.
Así que investigué y supe de un máster en Edición que se dictaba en Barcelona, que me interesó porque se trataba de entender el libro como objeto y producto cultural, a través de conocer todo el proceso de su desarrollo, desde el trato con el autor y el original, la edición y corrección de textos, el diseño, la tipografía, la impresión, la producción hasta, finalmente, la distribución y la venta en librerías. Era un máster más bien pensado para editores, de hecho, diseñadores habíamos solo dos. Y es que el diseño sólo correspondía a una eslabón más de toda la cadena que hace posible un libro. Justamente eso fue lo que me interesó en ese momento, pues ya en ese entonces, me parecía que como diseñadores estábamos dentro de un proceso sin saber el antes ni el después, y sin poder intervenir en ellos. Sobre todo me llamaba la atención el tema de los contenidos y la edición, pues me interesaba tener más herramientas para intervenir en el procesos de pensar un libro o desarrollar un proyecto editorial, lo que tiene que ver directamente con los contenidos, los que pueden verse modificados o re-estructurados buscando su íntima relación con el diseño de la página y el objeto que los contiene; para pensar el libro como un todo.
¿Cuál fue tu primer proyecto relacionado con los libros experimentales?
Como decía, creo que muchos de los ejercicios de estudiante lo fueron. Incluso viéndolo con distancia, ¡mi tesis de licenciatura fue un libro de artista! Una edición de 10 ejemplares de un libro en el que, a partir de un texto literario, buscaba extraer valores y conceptos que se vieran reflejados en imágenes (grabados en metal) y en el diseño de la página.
El primer libro de artista que hice consciente de que hacía uno, fue el libro Cardumen (2009), realizado por invitación de la encuadernadora catalana Georgina Aspa, para una exposición de libros de artista que se desarrolló en la Galería Tinta Invisible, en Barcelona. En colaboración con Georgina desarrollamos una colección de libros en los cuales se disecciona la figura del pez y la figura de la letra para hacer un paralelismo entre ambos, relacionando la anatomía tipográfica con la anatomía del pez. Hicimos una primera edición de sólo 2 ejemplares con grabados originales al aguafuerte intervenidos mediante pop ups cortados a mano y encuadernados tipo Bradel con cubiertas de alga.
El libro Cardumen nació de temas que rondaban mi cabeza. De intereses diversos que buscan la excusa para ser atendidos, estudiados y cruzarse, de ejercicios técnicos que esperan ponerse a prueba, y del tiempo, mucho tiempo, de prueba y error, de maquetas y de ajustes. También nace de la complicidad el entusiasmo y el inmejorable oficio de Georgina. Es un proyecto que este año cumple 10 años y nos sigue gustando mucho. Además justo a comienzos de este año, un ejemplar de la segunda edición que hicimos fue adquirido por la Universidad de Stanford para sumarlo a su colección de libros de artista. Nos pareció el mejor regalo de celebración.
¿De todos los libros que has creado, cuál es tu favorito? ¿por qué?
Más que tener un libro o proyecto favorito, creo que hay uno con el que tengo algo pendiente. Se trata de la instalación “Chile: Territorio literario”, que nació a partir de una invitación de Casa America Catalunya, en Barcelona, para realizar una pieza que formara parte de la exposición “Letras de Chile”. Se trataba de una invitación para realizar un pieza que relacionara el mapa de Chile y su literatura. De ello surgió una instalación hecha a partir de 113 pequeños libros que, al estar todos abiertos, despliegan en sus páginas centrales el mapa completo de Chile, de 7 metros de largo y que, en cada uno de ellos, contienen fragmentos de novelas, poemas o ensayos que hablaban de los distintos lugares contenidos en el trozo de mapa de cada libro en particular. Es así como, por ejemplo, el librito en cuya páginas centrales está contenido Valparaíso y sus alrededores, es sus otras páginas contiene citas que hablan de la ciudad, sus calles y lugares.
Así, la instalación lo que planteaba es la posibilidad de “leer un territorio”, de conocerlo a través de su geografía y a través de la palabra. Hay libros que están en blanco, pues contienen, por ejemplo, un pedacito muy chiquito de cordillera entre Chile y Argentina y ahí surge la pregunta: ¿No se ha escrito nada sobre este lugar o no lo hemos encontrado? Y ahí hay algo para mí pendiente; buscar mejor o invitar a otros a escribir sobre estos lugares “mudos”. Que no haya lugar sin que la palabra lo encuentre. Aunque también es bonito como si algo no se ha nombrado puede no existir.
Me encantaría que este proyecto pudiera viajar a Chile y exhibirse allá. Hacer algún taller que vinculara geografía, literatura y libro. Creo que sería una muy buena herramienta educativa el invitar a niños a que recorrieran, por ejemplo, la literatura nacional desde la geografía del país.
Otro proyecto que me gusta mucho es el libro “Límite por precisar”, el que reflexiona sobre la propiedad del territorio y las fronteras a través de una situación fronteriza entre Chile y Argentina, en la que un trozo de territorio no aparece en los mapas, por estar pendiente el acuerdo que dibuja el límite entre ambos países.
La relación entre ambos, como suele ocurrir entre países limítrofes, ha pasado por momentos tensos y existe entre cierta parte de la población animadversiones que nos separan, lo que desde siempre me ha parecido más una construcción política y mediática, que un problema real entre personas. Creo que es necesario cuestionarlas y borrarlas tanto desde nuestras prácticas artísticas como en nuestras relaciones humanas.
Cuando recibí la invitación a participar en una exposición de libro de artista sobre el tema del territorio me apareció clara la posibilidad de trabajar el tema de los límites y exponerlo para reflexionar sobre la ficticia construcción que suponen. Además de esto, la situación me pareció muy interesante desde el aspecto gráfico: cómo un lugar desaparece del mapa por falta de acuerdo político y la representación gráfica de ese no-lugar.
¿Cuál es para ti la diferencia entre un proyecto de diseño editorial y la realización de un libro de artista?
Mi trabajo como diseñadora editorial –que es a lo que me dedico la mayor parte del tiempo– tiene que ver con trabajar el contenido de otros, encontrar para ello una óptima y coherente narrativa visual e identificar en ese contenido conceptos y relaciones que den forma al diseño de la página y, si el proyecto lo permite, también al tipo de construcción del libro. Hay una mezcla entre comunicación, función y poética, en la que debe primar la construcción de una cómoda lectura.
Un buen diseño es invisible. Si soy consciente que leo, es porque algo en él no funciona. Normalmente notamos el acto de leer cuando enfrentamos alguna incomodidad, una letra muy pequeña, un párrafo muy ancho, una elección tipográfica inadecuada, márgenes insuficientes, etc.
Lo vital es poder, como lectores, sumergirnos en el contenido, con tal naturalidad que no notemos que leemos, que no notemos lo que contiene nuestra lectura: el continente.
Cuando hago libros artísticos, contenido y continente tienen un peso equivalente, lo que leo en palabras ya lo revela la forma. La narrativa de las palabras y la del objeto-libro ocurren a la vez y se complementan en absoluta coherencia. Al menos, eso es lo que busco.
¿De dónde vienen las ideas para tus proyectos?
Las ideas vienen de temas o situaciones sobre los que me interesa investigar o aprender. Cada libro que he hecho muestra lo que he querido aprender. Tengo una curiosidad científica por entender lo que no conozco, por lo que para pensar y hacer un libro, me interesa investigar, recabar antecedentes, generar contenidos, buscar información y construir relaciones entre cosas que pueden parecer distantes que, vistas de la manera que planteo, parecieran siempre haber compartido algo.
También me inspiran mucho las encuadernaciones históricas, los mecanismo de los libros antiguos que buscaban explicar cosas: los mapas celestes o marinos, el cuerpo humano, las plantas, etc. Me fascina como antiguamente, cuando el libro era el único contenedor de conocimiento, se buscaban maneras elocuentes de explicar cosas complejas mediante pliegues, pegados o costuras en papel. Ese tipo de mecanismos quedan almacenados esperando que aparezca el momento propicio para aparecer.
Los buenos libros infantiles también son una maravillosa fuente de inspiración, pues son los que más arriesgan en su construcción, ya sea desde la historia o desde el objeto; los mejores, los hacen en ambos a la vez. Hay libros que son una fiesta, una sorpresa, como los de Hervé Tullet. Su libro “Un libro” es lo más interactivo de los libros en papel. 🙂
¿Y en qué estás ahora?
Este año comenzó con mucho trabajo de diseño editorial, concretamente para la editorial Trapananda, que publica libros de fotografía documental y también fotolibros, que son un ámbito muy interesante dentro de diseño editorial. Se trata de proyectos fotográficos cuya finalidad es ser libros y que se permiten experimentar bastante en qué tipo de objeto son, qué tipo de narrativa visual planteen y cuál es su materialidad, por lo que son proyectos que me permiten involucrarme con la edición del contenido y me dan muchísima libertad para proponer tipos de encuadernación y acabados. Un ejemplo de ello, es el libro de postales “Colonos”, que es un libro acordeón que contiene 35 postales de habitantes de la región de Aysén, descendientes de los primeros colonos de la zona y que, aún hoy, viven bastante aislados y en condiciones adversas.
Siempre la docencia a aparecido en paralelo a mi práctica profesional y artística, y actualmente estoy dando clases en la Universidad de Guadalajara, específicamente en Diseño editorial y Grabado y un taller de encuadernación en el Instituto Cultural de la ciudad.
Además de lo anterior, me encuentro poniendo a punto una imprenta tipográfica de 1930, pues me interesan mucho las posibilidades artísticas que permite y también porque es parte de mi proyecto de armar un taller de impresión artesanal y diseño; un espacio que reúna artes del libro y artes impresas.
Por lo pronto, está el espacio y están la máquina y algunas tipografías, todo para ir poco a poco comenzando, y digo poco a poco, porque también está mi hija de dos años, y ése sí que es un proyecto que requiere tiempo; proyecto, intenso, bonito y desafiante. Lo mejor es que ya ama los libros.
Por último, nosotras entendemos lo diverso como todo aquello que nos parece distinto a nuestra realidad y entorno. ¿Cómo lo entiendes tú?
Lo diverso me habla de la capacidad de reunir más cosas dentro, de lo múltiple.
Conoce más de su hermoso trabajo en: http://pintocanales.com/
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