#CONOZCAMOS A LUISA RIVERA
He publicado diversos libros ilustrados, incluyendo las ediciones ilustradas de “Cien años de soledad” y “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez, al igual que otras ediciones de obras como “Cuentos de amor de locura y de muerte” de Horacio Quiroga, “Azul” de Rubén Darío y “Trenzas” de María Luisa Bombal. He trabajado con clientes como Air Canada, Google, The New York Times, Lush Cosmetics, revista Variety, Penguin Random House, revista Brigitte, Oxford American, Lumen, Reservoir Books, entre otros.
Fotografías: @Luisa Rivera
La ilustración no tenía un gran espacio en el mundo académico cuando a mí me tocó estudiar en Chile: o te ibas por el lado de las artes visuales o por el diseño gráfico. Por eso, de manera muy intuitiva estudié lo primero porque me gustaba pintar. Ahí aprendí mucho sobre conceptualización, que es esencial en la ilustración, pero estaba más enfocado en arte contemporáneo, que no era tanto lo mío aunque todavía no sabía porqué: esa respuesta llegó durante el último año de universidad, cuando tuve la oportunidad de colaborar con una editorial digital, utilizando técnicas que aprendí pero enfocándolo en la narrativa. Es por eso que decidí postular a la Fulbright para especializarme en Estados Unidos porque quería aprender de una industria donde la ilustración se entendiera como una rama independiente de las artes.
Siempre voy descubriendo cosas nuevas y me encanta cuando eso ocurre porque significa que la creatividad se mueve y fluye. Sin embargo, también tengo referentes de cabecera que son muy importantes para mí porque me inspiran no solo desde sus trabajos sino también desde la mirada que tienen sobre la creación, por ejemplo, Violeta Parra, Kiki Smith, Henri Matisse, Tove Jansson, Cecilia Vicuña.
Dentro de tus recuerdos, ¿Existe algún cuento favorito que te contaban de niña? ¿Tienes algún personaje y/o cuento infantil que atesores?
Había muchos cuentos que me gustaban, pero creo que Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll tuvo siempre un gran impacto. Primero tuve una versión que la narraba solo con ilustraciones y luego me enganché del original con las ilustraciones de John Tenniel, que además he vuelto a leer varias veces y con la misma fascinación de grande.
Has logrado complementar con tus ilustraciones, el imaginario visual de narraciones clásicas como “Cuentos de amor, de locura y de muerte” de Horacio Quiroga (Alma Editorial, 2019), novelas de Gabriel García Márquez “Cien años de soledad” (Penguin Random House Grupo Editorial, 2019) y “El amor en tiempos de cólera” (Penguin Random House Grupo Editorial), “Azul” de Rubén Darío (Alma Editorial, 2020), cuéntanos, ¿cómo llegaste a transformar estas obras en ediciones ilustradas?
Fui invitada desde las editoriales a ser la ilustradora de esos proyectos. Cada uno de esos libros se transformó en un reto individual, tanto por el peso cultural como por los géneros literarios que exploran, pero creo que en cada uno busqué entender a sus autores y los procesos creativos que los guiaron. Desde ahí se fue dando el imaginario y la forma de plasmarlo.
La idea del lienzo blanco se amortigua con bocetos previos, en papeles pequeños o informales, donde hago líneas, borro, cambio cosas, etc. Son una gran manera de definir la composición y de perderle el miedo al inicio. La paleta depende de la imagen y la atmósfera que quiero comunicar, es por eso que muchas veces creo un boceto de color antes de pintar. La acuarela en general requiere esa claridad porque es una técnica de capas, entonces una vez que el pigmento está en el papel ya no hay vuelta atrás.
Me encanta trabajar con libros porque es un soporte hermoso para explorar, de infinitas posibilidades y que permite abrir mundos con tiempo y calma. Sin embargo, también me gusta ir a los otros extremos como los murales: ahí también se pueden contar historias, cambiando la escala y la forma de observar, pero lo exploro poco ya que el tiempo de trabajo es mucho más largo y complejo.
Ese fue un proyecto muy especial que hice un año antes de irme a Estados Unidos. Siempre he admirado el trabajo de María Luisa Bombal y tenía muchas ganas de ilustrar alguna de sus obras. Trenzas es un relato hermoso, pero menos conocido y, además, por su breve extensión siempre se edita subordinado a otros trabajos. Por lo mismo, mi idea era darle un espacio propio aprovechando el formato del álbum ilustrado. Presenté una maqueta a Liberalia Ediciones, la cual fuimos puliendo hasta desarrollar el libro completo.
En este caso, primero apareció la historia como idea general y luego la escribí como un guión de imágenes, tipo storyboard. El mayor reto fue darle toda la coherencia que necesita un libro silente porque, si bien la mía no es una estética realista, toda la lógica del relato depende de la visualidad y los detalles. Lo que alimentó la investigación fueron historias de faros, pero sobre todo de mujeres fareras en distintos países y a lo largo de la historia. También fue importante estudiar los paisajes más australes para retratar correctamente ese territorio.
Vivir fuera creo que me permite habitar en un contexto más completo y complejo porque me va nutriendo de nuevas narrativas, colores, facciones, formas de comunicación, etc. Lo curioso es que esa distancia no me aleja de Chile, todo lo contrario, me hace verlo con más detalle, tanto lo bueno como lo malo, y quizás por eso me involucro en temas que me importa visibilizar.
La Associazione Musei d’Ossola y Asilo Bianco organizaron una exposición colectiva e itinerante titulada Herbarium Vagans, cuya idea principal era juntar a diferentes artistas para interpretar una hierba medicinal de los Alpes, mezclando botánica y arte, temáticas ya presentes en cada uno de los participantes. Al invitarme, me indicaron diversas plantas, de las cuales elegí Gentiana lutea porque me inspiró su colorido, estructura y usos. A raíz de la pandemia no pude ir presencialmente, pero fue muy especial ver el registro porque las obras fueron presentadas en exterior, entre edificios históricos.
Actualmente estoy obsesionada con James Baldwin: recién terminé The Fire Next Time y otro libro de ensayos, así que ahora pasaré a una de sus novelas, pero también estoy leyendo Night de Etel Adnan.
En noviembre se publica una biografía ilustrada para público infantil que hice junto a Vegueta Ediciones. En ese libro se cuenta la vida de Mercedes Pinto una escritora canaria reconocida por su poesía y ensayos feministas. En octubre también se lanza un libro sobre mujeres migrantes, en el cual participé con algunas ilustraciones y es un esfuerzo colectivo entre diversas mujeres así que me tiene muy contenta su publicación.
Lo diverso lo entiendo como la multiplicidad y creo que no podría explicar la multiplicidad sin aquello que la hace posible, que es la colaboración.
Conoce más de su trabajo aquí: www.luisarivera.cl
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