#CONOZCAMOS A MÓNICA GUTIÉRREZ
Soy Mónica Gutiérrez. Nací en San Luis Potosí, México. Estuve poco tiempo aunque creo que me traje parte de su color y su luz, México es un lujo para los sentidos y me encanta. Pasé una infancia tranquila en Santander dibujando y leyendo. Me siento santanderina, allí vive casi toda mi familia y la nostalgia de su bahía se refleja en mi trabajo. Y vivo en Madrid desde que vine a la universidad. No se me olvida la sensación de alegría cuando entré en la facultad de Bellas Artes segura de haber encontrado mi sitio. Al acabar los estudios decidí completarlos con el doctorado compaginándolos con exposiciones hasta que empecé a ilustrar libros. Fue una aventura que terminó por hacerse permanente y la clave fue la maternidad. Como muchos otros artistas comencé a ilustrar libros en un intento de compartir algo creativo con mis hijas. Al principio pensé que sería temporal pero descubrí este universo que combina arte y literatura y me fascinó. Después un proyecto siguió a otro y, sin darme casi cuenta, ya llevo más de 15 años.
Entrevista: @Urdimbrediciones
Fotografías: @MO Gutiérrez
¿Qué hecho significativo dentro de tu carrera, te condujo hacia la ilustración de libros infantiles y juveniles? ¿Y cómo fuiste hallando tu propio estilo?
La primera vez que fui a la Feria del Libro per Ragazzi de Bolonia fue sorprendente. Solo allí fui consciente de las posibilidades creativas que ofrecía la ilustración de libros.
Con respecto al estilo, no estoy especialmente interesada. En realidad si se trabaja de forma intuitiva y honesta parece lógico que el resultado sea un lenguaje visual propio, producto de todas nuestras referencias, reflexiones, experiencias y, por su puesto, nuestras carencias. Tampoco siento que mi trabajo haya ido evolucionado hacia ninguna dirección concreta pero sí existe, en un determinado momento, una voluntad de hacer una ilustración contemporánea planteada desde las mismas necesidades personales que la pintura. Actualmente me siento libre y suele haber una comunicación fluida y respetuosa con los editores y autores con los que colaboro, a menudo son amigos.
¿De qué otras fuentes se alimenta tu universo creativo? ¿Y quiénes conforman tu marco de referencia hoy?
Mi universo creativo se alimenta de la naturaleza y del arte. Estoy segura de que todos los artistas que me han conmovido inciden conceptualmente en mi trabajo y, si no lo han hecho aún, lo harán algún día. Picasso, Basquiat, Cy Twombly, Rothko, Munari, Matisse, Arroyo, Baldessari, Louise Bourgeois, Richter, Sonia Delaunay… No sé, es una lista infinita, caprichosa, que se renueva constantemente y que, por supuesto, incluye a mis amigos, con los que me reúno a menudo para pintar y compartir proyectos e ideas.
¿Cómo habitas la hoja en blanco? ¿Ocupas pequeños formatos –cuadernos o libretas– en donde registras todo aquello que suscita interés dentro de tu observar?
Los cuadernos me encantan pero me da pena estropearlos. Trabajo muy rápido y acabo desechando un 85% de lo que hago, seguramente debido a mi personalidad impaciente e impulsiva. En mi caso, para que la creatividad fluya es importante trabajar sin miedo a equivocarme (o sin miedo a estropear un cuaderno estupendo), trabajar como si lo fuera a romper, sin peso, divirtiéndome.
¿Cómo ha sido tu relación con los libros y la lectura?
Siempre me ha gustado leer. Me enseñó mi abuelo antes de ir al colegio y también me prestaba sus pinturas. Hoy los libros y el arte son imprescindibles en mi vida. Ese fue su regalo. Pero además también me gustan los libros como objetos. Aprecio una edición cuidada, un buen papel, su tacto y su olor a tinta. Los libros están definitivamente presentes en mi día a día pero a veces siento que son ellos mismos los que me roban el tiempo necesario y la tranquilidad para poder disfrutar de la lectura como antes, solo por placer.
¿Recuerdas una escena favorita de algún libro que hayas leído de pequeña?
De pequeña leí muchas veces “El sombrero del Mago” de Tove Jansson. Sus personajes, los Mumin, son extraordinarios… divertidos, traviesos y tiernos. El recuerdo de su magia me ha acompañado siempre. Dice Tove Jansson: “De repente, vieron volar la primera mariposa. Como todo el mundo sabe, si la primera mariposa que ves volar es amarilla, el verano será feliz. Si es blanca, el verano será simplemente tranquilo. De las mariposas negras o marrones mejor no hablar, es demasiado triste”. Cada primavera mis hijas y yo nos alegramos cuando la primera mariposa que vemos es amarilla y fingimos no haberla visto si es blanca… de las negras o marrones mejor no hablar.
¿Qué autor de libro infantil y juvenil no puede faltar en nuestras bibliotecas?
Bruno Munari es muy muy favorito. Me emociona su reflexión del color, la composición y los materiales como elementos de comunicación. Munari convirtió el libro en un espacio de experimentación y juego en las manos del niño lector. Me parece una maravilla.
Tanto en “En tus ojos” (Sd Ediciones, 2013) en “El mar y otras cosas de las que también me acuerdo” (Thule Ediciones, 2011) o en “Las cosas que guardo”, (Calibroscopio, 2020), la infancia como concepto está presente en esa mirada intimista, evocadora que se despliega en páginas sencillas y dobles páginas. ¿Qué nace primero, la voz poética o la imagen visual?
Nace primero la idea. Puede ser a partir de un pensamiento, de una sensación o de una anécdota en la que se produce un chispazo. Pero la idea lo es todo. Solo hay que encontrar la manera idónea para comunicarla y que llegue al lector. Qué difícil. El texto y la imagen ya forman parte del proceso y van de la mano apoyándose y modificándose recíprocamente.
¿Qué importancia tienen los objetos y la memoria en tu obra? ¿Cómo se encuentran ambos lenguajes?
Resulta más fácil trabajar sobre temas que importan. Los recuerdos, la memoria, la infancia son recurrentes en mis libros. Me produce curiosidad cómo construimos y almacenamos nuestros recuerdos. Cuáles se guardan. Dónde. Por qué unos se desvanecen y desaparecen y, otros, permanecen intactos. ¿Envejecen nuestros recuerdos con nosotros? ¿varían sin que nos demos cuenta? No sé si deberíamos confiar del todo en ellos. Tampoco sé si seguimos añadiendo nuevos con la misma frecuencia o nos volvemos perezosos a medida que nos cargamos de actividades frenéticas. Me gustan los recuerdos imaginarios que hemos dado por verdaderos y que, de pronto, nos parecen un poco sospechosos. En cambio, detesto los recuerdos que no valen para nada pero siguen ocupando espacio y no hay manera de librarse de ellos. Y los mejores son los que nos acompañan toda nuestra vida, dormidos, invisibles, hasta que un olor, una frase, un objeto, una imagen, los activa para hacernos vivir, con la misma intensidad, aquella situación olvidada adquiriendo de nuevo cierta sensación de realidad.
En la antología poética de Federico García Lorca, “Los árboles se han ido” (Nórdica Libros, 2016) ¿Cómo fue el proceso para encontrar en la mancha, el contorno y en la superposición de capas a los diferentes poetas que habitaban en Lorca?
En cada proyecto me preocupa crear unas imágenes que, de alguna forma, puedan aportar algo nuevo a la experiencia de lectura de ese texto concreto. Y este momento, para mí, es uno de los mejores, cuando tienes todas las posibilidades para elegir. En este caso, al plantearse que fuera una antología mínima de Lorca que reflejara todo su poética en muy pocos textos, busque una ilustración depurada, sintética, jugando con lo evidente y lo escondido y tratando de comunicar una emoción distinta ante la obra de un escritor tan leído.
Fantasear es una actividad infinita que permite asociar e interactuar con diversas formas. En “Si fuera” (Libre Albedrío, 2019); libro de tu autoría, permite justamente ese juego acumulativo de ser una cosa y luego otra. ¿Cuál fue el criterio para determinar el formato, el uso del color y las formas geométricas en digital para complementar al texto?
“Si fuera” es un libro juego. Pienso que la composición a través de la pureza de la geometría y el color son tremendamente eficaces con los más pequeños. He probado con niños de tres años y solamente con pegatinas de círculos, cuadrados y triángulos de colores hicieron unos “sifueras” asombrosos. A mí me encantaría tener su frescura y atrevimiento.
En el libro “Lo que imagina la curiosidad” (Libre Albedrío, 2017) la imaginación sale al encuentro del dato informativo donde existe una simbiosis entre ficción y no ficción –en este caso– prosa poética, divulgación, biología ¿Tienes alguna asociación que te haya sido más desafiante de ilustrar? ¿Crees que este libro, por su hibridez de formato o mezcla de géneros, se escapa de las clasificaciones?
Quizá. A Eva y a mí nos gustan los libros inclasificables. No me pareció difícil de visualizar el texto en imágenes. Al contrario, Eva Manzano es muy generosa y me conoce bien, tengo la sensación de que me hace pequeños regalos, frases que sabe que me harán feliz ilustrar. En todos los libros que hacemos juntas estamos en contacto casi a diario durante todo el proceso. Considero sus aportaciones muy valiosas.
En tu trabajo, el uso de diferentes técnicas, otorga profundidad de campo en lo visual, por ende, distintos niveles de lectura ¿Qué técnica te permite encontrar mayor nivel de textura en tus ilustraciones?
La mancha, el gesto, la composición y el color son mis herramientas para comunicar en libertad. Se alimentan unas de otras y son inseparables. La mayoría de las veces es un proceso inconsciente, como si la pintura tuviera vida propia y no me necesitara. No doy importancia a la perfección de la técnica, en realidad, no deja de ser un elemento más que nos conduce al desarrollo de una idea concreta. Soy poco ortodoxa. Me gusta experimentar para encontrar nuevos caminos plásticos y disfruto ese proceso de búsqueda. Uso lo que tengo a mano y no siempre de la mejor forma. La ventaja es la libertad y la desventaja es que puede acabar todo en la basura en cuestión de minutos. Luego, eso sí, una vez que escaneo lo que se “salva”, el proceso de componer a través de capas en el ordenador, aunque sigue siendo intuitivo, es más sistemático y limpio.
El año pasado de la mano de Thule Ediciones y después de nueve años, se publica la continuación de “Recetas de lluvia y azúcar” (Thule Ediciones, 2011) “Recetas de lo salvaje pequeño” ¿Que ha significado trabajar junto a Eva Manzano?
Eva y yo somos amigas desde hace mucho tiempo. Me divierten sus ideas, admiro su forma de analizar la vida, su obra pictórica y es una de las opiniones que más tengo en cuenta. Trabajar con ella es bidireccionalmente intenso, nos entrometemos sin parar una en el trabajo de la otra pero desde el respeto y el humor. Disfrutamos y creo que esa complicidad se refleja positivamente en nuestros libros. “Recetas de lluvia y azúcar” nos ha dado infinitas alegrías. Ha llegado a 14 ediciones, a varios países y a lectores muy variados. Eso nos hace sentir que acertamos y, en mi caso, que la elección plástica fue eficaz. Ojalá ocurriera siempre.
¿Cómo fue participar, a días de finalizar el 2020, con tu obra “No Olvides renovar tu cabeza” para la exposición colectiva Esperanza, en el Mercado de la Esperanza, organizada por el Ayuntamiento de Santander?
La exposición Esperanza reunió a pintores, fotógrafos y escultores para reinterpretar el mercado y su visión de la esperanza. Es muy interesante que el arte forme parte con naturalidad de los espacios cotidianos. Estamos viviendo una crisis a todos los niveles menos en el creativo. Tendremos que reinventarnos todos y exprimir al máximo nuestra imaginación para adaptarnos positivamente a un contexto nuevo. Con la obra “En tiempos de crisis, no olvides renovar tu cabeza” elegí el humor para simbolizar esta idea de renacimiento necesario.
Tu #conozcamos estará inaugurando nuestra sección 2021. No sabemos cómo irán los días, de seguro tendremos que continuar cuidándonos entre todos. ¿Tienes alguna novedad o prontas coordenadas que quieras compartir con nuestros lectores/as? Ante lo mismo, en tu IG vimos un precioso proyecto desplegable que vienes trabajando hace algún tiempo junto a Cristina Vergara. ¿Puedes darnos alguna pista prontamente a seguir?
Continuar cuidándonos entre todos es sin duda la mejor opción.
He trabajado en varias ocasiones con Cristina Vergara, es una grandísima diseñadora y amiga. SOBRE es un proyecto para niños, vinculado a las exposiciones del Centro Botín que, a través de juegos plásticos, busca avivar su pasión por el arte, ampliar sus recursos creativos y fomentar la seguridad para opinar libremente, de forma relajada y a su nivel. Reunir arte e infancia es un tema que me entusiasma. Creo firmemente que el arte tiene la capacidad de hacernos más felices y, por ello, debería formar parte de nuestra vida de una manera natural desde que nacemos. La Fundación Botín lleva muchos años trabajando en esta línea de investigación y me considero afortunada por colaborar con ellos.
Por otro lado, pronto se publicará en Thule “Los cultivadores de estrellas y otras profesiones del futuro” escrito por Eva Manzano y ya para el 2022, con textos míos, se publicarán “Feliza” en Thule y “Algún día” en Libre Albedrío.
Por último, nosotras entendemos lo diverso como todo aquello que nos parece distinto a nuestra realidad y entorno. ¿Cómo lo entiendes tú?
Entiendo lo diverso como la esencia, incluida la propia, que nos hace únicos.
Conoce más de su trabajo aquí: www.mogutierrezserna.com
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