#CONOZCAMOS A NUPPITA PITTMAN

Estudiaste diseño gráfico e ilustración en la Escuela Artediez (Madrid) ¿Hubo algún hecho significativo en este camino formativo que te haya guiado hacia el trabajo editorial para las infancias?

En realidad, el dibujo y las imágenes siempre han sido muy importantes para mí. Recuerdo que desde niña mi hermana y yo dibujábamos constantemente y hacíamos exposiciones en nuestra casa llenando las paredes de nuestros miles y miles de dibujos.

Recuerdo los dibujos de Disney y un libro con los cuentos de Andersen ilustrados por María Pascual. También tengo memorias de los muñecos recortables y los puzzles de cartón. Algunas de esas imágenes me acompañan desde entonces.

Luego, seguí dibujando (a diferencia de muchos otros que dejan de dibujar) y dibujaba de todo. Desde fotos, imágenes del natural hasta trataba de poner imágenes a los poemas de Miguel Hernández y García Lorca.

Primero estudié Geografía e Historia y cuando llegué a Madrid y empecé a estudiar Diseño y luego Ilustración en Artediez, que es una escuela pública con mucha trayectoria de la que ha salido gente estupenda (¡Viva la escuela pública!).

Aprendí mucho en Diseño, también en Ilustración y desde luego trabajando.

Al terminar ilustración, me llamaron para trabajar donde había hecho prácticas y comencé a trabajar en la editorial SM en el área de diseño de libro de texto.

Allí empecé a suspirar viendo catálogos de ilustración y viendo a la gente del departamento de LIJ (Literatura Infantil y Juvenil). Así es como descubrí el trabajo de Beatrice Alemagna gracias a un libro en francés que me regaló Teresa (“Un león en París”) y fue entonces cuando empecé a armar lo que sería mi primer proyecto de álbum ilustrado.

¿Recuerdas el primer libro que descubriste como lectora? ¿Crees que esa experiencia de lectura determinó la relación que tienes hoy con los libros? ¿Y por qué?

Recuerdo leer en la trastienda de mi madre cómics y cuentos. Cómics de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, el guerrero del antifaz y cuentos troquelados. Recuerdo uno que se llamaba “Nuria, la pastora” por razones evidentes (ja), una leyenda de una cinta roja en un bosque… El primer libro que me marcó particularmente fue “Los ojos del dragón” de Stephen King.

Recuerdo la experiencia de lectura de este libro como algo emocionante capaz de trasladarte a un universo con dragones. Después he leído y he visto muchos más libros y películas de Stephen King y me gusta lo que hace, pero me gustan muchos más tipos de libros.

Para mí los libros son algo mágico de alguna manera. Porque, detrás de un libro hay alguien que ha plasmado datos, conocimiento, pensamiento o su forma de ver el mundo y lo está mostrando a través del papel. En la historia la escritura es algo fundamental, a partir de poder plasmar a través del lenguaje los pensamientos y conocimientos en diferentes materiales piedra, barro, papiro, piel… y hasta hoy. Sigue siendo algo mágico.

Ni que decir tiene que para mí los libros donde la imagen tiene un papel fundamental también son lenguaje (visual) y también que el lenguaje visual que nos rodea constantemente debería ser algo que enseñar igual que se enseña gramática y matemáticas.

¿De qué otras disciplinas artísticas se nutren tus procesos creativos? ¿Y quiénes conforman hoy tu marco de referencia?

La música es crucial. Escucho mucha música y creo que es algo que ayuda mucho a la concentración y en los procesos creativos.

El cine y las series son también fuente de inspiración muy importante. De hecho me gusta mucho jugar con los planos y diferentes perspectivas en mis libros y es algo que me ayuda mucho a la hora de narrar con imágenes.

Me gustan muchos los diseñadores e ilustradores de mediados de siglo. Muchos de ellos cartelistas, otros con mucho trabajo en publicidad y algunos como Paul Rand con álbumes como “Sé hacer muchas cosas”, “Pequeño número uno”, “Chispas y cascabeles”, “Escucha, escucha” que son maravillosos todos.

También me encanta el trabajo de Willian Wondriska con “Puff” o el fantástico abecedario de “No pierdas el hilo”.

Podría citar a Olle Eksel, Janusz Stanny, Vladimir Bobri, Fredun Shapur, Abner Graboff, Miroslav Šašek, Bruno Munari, Joaquín Torres García, Gianni Rodari… ¿Y cómo olvidar a Remy Charlip? (“Afortunadamente” es uno de mis libros favoritos).

Y pensando en autores actuales: Planeta Tangerina al completo, Olivier Douzou, Milimbo, Vicent Mathy, Paul Farrell, Jon Klassen o Ingela P. Arrhenius son gente que me hace disfrutar mucho con su trabajo y a la que admiro.

¿Qué tipo de personajes son los que recurrentemente aparecen en tu imaginario y cómo decides el tipo de técnica, la paleta cromática y /o el tipo de trazo con la cuál trabajarás su estilo?

Tengo un imaginario bastante numeroso. Siempre muchos animales (dibujo muchos muchos caballos) y personajes mitológicos como duendes, vampiros y sirenas. Dibujo muchos sombreros (amo los sombreros y pañuelos) y en cuanto a la técnica y la paleta de color, el color suele ser lo primero que elijo cuando comienzo un proyecto. Normalmente, trabajo con paletas muy limitadas y elijo los colores en función de lo que voy a necesitar. Me gusta que el color también cuente, como un personaje más. Añade valor simbólico a la historia, ayuda a crear ritmo.

Por ejemplo, en el último libro que he hecho con Amanuta hicimos que el fondo del libro variase desde el color más oscuro (noche) hasta el más claro (día) para acotar temporalmente el espacio-tiempo del libro. El libro transcurre en una noche, hasta que Carlota se despierta. Es algo que me parece divertido y que añade valor a la ilustración y al libro.

En “Nham” el color tiene un valor simbólico. El naranja, cercano al rojo, es el color que avisa del peligro que acecha. Solamente son tres colores: Naranja, azul marino y amarillo.

En cuanto al estilo trabajo haciendo muchas pruebas y bocetos previos (normalmente en digital, pero también en papel) y no paro hasta encontrar algo que me haga exclamar de forma inequívoca “Eureka” y si a la mañana siguiente me sigue gustando sigo adelante.

Mi proceso es andar y desandar. Comprobar si me parece coherente, o si hay algo más que poner o quitar. Leo en voz alta el libro. Hago muchos PDF que voy numerando, y me gusta ver las miniaturas para ver cómo se ven las páginas juntas.

Vemos que tus ilustraciones se construyen bajo el principio del juego, de las combinaciones de formas y en algunas ocasiones –gifs animados– en la repetición. ¿Qué importancia tiene la exploración de nuevos soportes en tus creaciones?

Sí, el juego y el humor son algo fundamental. Mecanismos como permutar, combinar, restar, sumar, repetir, girar me ayudan a lograr soluciones visuales. La geometría y la simetría es algo que me engancha, particularmente porque ayudan a generar imágenes muy poderosas.

Respecto a los materiales y técnicas, me gusta hacer pruebas e intercambios entre una misma gráfica y diferentes materiales. Es algo que me divierte y de lo que se aprende mucho. Esta experimentación a veces te lleva a lugares inesperados y sorprendentes.

Hay algunos dibujos que empezaron como un collage y que han acabado siendo broches de metal, figuras de madera o estampados en un pañuelo.

Trabajo normalmente en digital, pero no podría vivir sin el collage y la madera. Me encanta trabajar el metal y hago mis pinitos en serigrafía. También aspiro a poder plasmar mi gráfica sobre cerámica, pero por el momento es únicamente un deseo.

Son materiales que requieren un proceso de aprendizaje, espacios adecuados (taller y horno) lo cual hace más complicada la incursión.

Aprovecho para lanzar una aspiración / sueño / deseo: me encantaría hacer una instalación / sala de juegos.

¿Cómo fue la experiencia detrás de la publicación de “Nham” (Planeta Tangerina, 2020) libro ganador de la 3º edición del Premio Internacional Serpa para Álbum Ilustrado?

El libro se publicó en mayo de 2020. Eso fue un poco de mala suerte porque me perdí la entrega del premio que era en Serpa (que es un sitio precioso) en una feria del libro (suena muy bien para alguien a quien le encantan los libros) y con la gente de Planeta Tangerina (¡qué más se puede pedir!).

No pudo ser por la pandemia, pero, con todo y con eso hicimos un estupendo cartoné. El proceso de creación es algo que recuerdo como algo feliz y frenético.

El trabajo con la editorial fue muy fácil y fluido y la verdad es que es un libro del que estoy muy orgullosa porque creo que tiene hasta hoy muchas cosas que me gustan. Desde la gráfica, la historia, el humor y el juego con la bisagra del libro como si fuera una boca.

Es un juego que se ha hecho más veces (también desde la propia editorial: “La pelota amarilla”, “El libro que hace clap”, “De aquí no pasa nadie” o en “La trilogía del límite” de Suzy Lee) de diferentes formas y es un guiño al libro como objeto.

Detrás de la historia de una persecución de tres personajes con sombreros enormes (Paco, Peco y Pico) está también la idea de enfrentar las dificultades y ser valiente. También me sigue gustando el humor, y la sorpresa que hay en el libro.

En ese sentido es mi pequeño homenaje a los cuentos clásicos.

¿De dónde surge la historia de “Sobe” (Ameli editora, 2022) y cómo trabajaste el contraste y el uso del color en las diferentes doble páginas del libro?

“Sobe” surgió de una forma muy casual. En este caso, el “clic” inicial que me puso a trabajar fueron un conjunto de palabras de un curso sobre divulgación de cuentos clásicos, en concreto sobre los elementos comunes que aparecen en muchos cuentos clásicos.

A partir de aquí empecé a pensar una historia con estos elementos y después de muchas ideas empecé a pergeñar esta suerte de encrucijada que hace avanzar la historia, con sus diferentes permutaciones (colores, personajes, idiomas) y una suerte de acumulación / exageración que se hace evidente en la escena del caballo doble.

En cuanto a la paleta de color, los colores primarios son siempre una buena elección. En este caso jugué a crear un universo más onírico y alejado de la realidad, muy geométrico y minimalista. El color ayuda a hacer avanzar la historia. Es el color, el cambio de color concretamente, el que se aplica a la “escena clave” (la de la encrucijada) y hace avanzar la historia.

El uso del color y el contraste, es algo que trabajo de forma muy intuitiva, pero sin perder de vista la idea de controlar que haya ritmo y variación. Como he comentado anteriormente, hago maquetas, pero antes hago muchos archivos que me ayudan a ver el libro en su conjunto de un solo vistazo.

Como curiosidad, este libro tiene dos “homenajes”. Uno es la escena del desierto que es un guiño a “Yo quiero mi sombrero” de Jon Klassen y, por otra parte, Saul Bass y sus títulos de crédito están presentes en la guarda final del libro.

¿Con qué palabra definirías un día de trabajo de “Nuppita Pittman”?

Búsqueda.

Cada día es una búsqueda constante para llegar al fin de un proceso, que es cuando encuentras esa imagen que te deja satisfecha y conforme (y también al cliente).

¿Qué es lo más gratificante a la hora de impartir talleres como el workshop temático  “The paper Jungle”?

¡Las ideas de los niños!

La idea era hacer una especie de diorama con una caja como base, plasmando una selva con varios elementos y personajes prediseñados. En mis talleres, por una parte, me gusta inspirar y enseñar una pieza como modelo, pero también doy libertad creativa. Les digo que una de las partes más divertidas es el proceso, tomar decisiones y a veces también equivocarse es algo bueno, porque se aprende de ello.

La verdad es que cuantos más talleres doy más me sorprenden. Yo creo que una parte muy importante del éxito de un taller es crear una buena historia alrededor para que se metan dentro de la dinámica. Cuando se consigue eso se nota y se siente una energía especial.

¿De qué trata “Mad, un pequeño gran planeta”?

Es una exposición colectiva dedicada a la ilustración infantil que realiza la galería Mad is mad de Madrid cada navidad. Este año era la edición número 10.

Es la segunda ocasión en la que participo y es un gustazo, porque es un espacio que me encanta. Todo está muy cuidado y se nota en cada detalle de la galería.

Este año tuve la suerte de coincidir con maravillos@s ilustrador@s como Natascha Rosenberg, Olga De Dios, Lidia Toga, Maite Rosende, Berta Páramo e Iván R.

Este tipo de eventos nos brinda la oportunidad de conocer gente nueva, gente a la que conocíamos por redes sociales y por su trabajo y son un estupendo punto de encuentro y una ocasión para celebrar (también hay que hacerlo 🙂 de vez en cuando).

¿Cuál fue la última lectura 2023 y qué libros recomendarías si piensas en invierno, enero, infancias, piedra y ciudad?

Los últimos de 2023 fueron ¿Asi es la muerte?, de Wonder Ponder y “Paloñeco, hueso, ciruelo, leño y otra vez paloñeco” de Vojtěch Mašek y Chrudoš Valoušek.

Si pienso en invierno (y enero) recuerdo el “Libro de invierno”de Upa editora (es parte de una colección. También tienen de verano y otoño).

Pensando en infancias: “El libro clap” de Planeta Tangerina porque es especialmente juguetón, “Lengalenga” de Luci Sacoleira, “Hormigas” de Olivier Douzou y “Tener un patito es útil” de Isol.

Pensando en piedra: “El rey de los dardanelos” de Janusz Stanny

Pensando en ciudad: “Roland” de André François, “Un león en París” de Beatrice Alemagna, “El león feliz” de Luisa Fatio y bueno… ¡Todos los libros de Miroslav Šašek!

¿Tienes alguna novedad o próximos proyectos que quieras compartir con nuestros lectores/as?

Estoy trabajando en libros que tienen las palabras y las letras como protagonistas. Y espero poder mostrar dentro de poco unos proyectos que he estado trabajando desde el año pasado.

Bueno, en realidad son proyectos de antes, pero saldrán a la luz este año 2024.

En 2023, salió una segunda edición de “Sobe” y la primera de “Circus” en Brasil con “Hello Amelì”. También salió la edición en Portugal de “Sobe” con Upa editora, el bingo Pico-pico con Djeco y el board book “Duerme, duerme Carlota” con Amanuta.

Por último, nosotras entendemos lo diverso como todo aquello que nos parece distinto a nuestra realidad y entorno. ¿Cómo lo entiendes tú?

Para mí la diversidad es comprender, aceptar y valorar las formas de pensamiento / ser y sentir más allá de lo que se define como “normal” o “normativo”.

Creo que es importante para crear seres humanos más libres y felices. Para mí lo normal es como una piscina y la diversidad está en el mar, en el movimiento… Lo asocio a conceptos como creativo y libre.