
#CONOZCAMOS A SILVANA DE LA HOZ

Ella es Silvana de la Hoz, profesora de Lenguaje y Comunicación en enseñanza media. Diplomada de Cultura, Lectura y Literatura para niños y jóvenes bajo la tutorización de la profesora Gemma Lluch. Máster en investigación en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universitat de València (España), especialialista en la evaluación de la escritura. Ha realizado diferentes cursos de formación dictados por el Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI) de la Universidad Castilla-La Mancha.
Docente de la Universidad Alberto Hurtado donde realiza los cursos de Expresión escrita y de Análisis y comprensión de textos. Además, colabora con el programa del Diplomado en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la UAH realizando el módulo de Didáctica y evaluación de la lectura literaria, con programas de capacitación a profesores en establecimientos educacionales impartidos por la misma Facultad. Tiene un gran interés en el fomento de la lectura y la escritura en Chile, específicamente, por el trabajo que se realiza desde la infancia hasta la adolescencia. Está convencida de que se pueden formar a grandes y críticos lectores y escritores. Conozcámosla.
¿Qué es mediar para ti?
Para mí mediar, cuando hablamos de lectura, es ser el puente entre el libro y el lector. Pienso que este “puente” pueden ser muchas personas, pero las primeras en cumplir este rol son los padres. Un padre o una madre son los primeros modelos que tiene un niño o niña, por lo tanto, ellos serían este primer nexo. Mediar la lectura significa dotar al texto de cuerpo, de vida, de entonaciones, de emociones y sentimientos, es entregarle valor. Todo lo anterior se potencia cuando los mediadores son los padres, puesto que esta lectura, que idealmente debe ser en voz alta, está cargada de afecto, lo que genera una relación de apego entre el núcleo familiar, pero también con la lectura misma. En nuestro país los contextos familiares relacionados con la lectura muchas veces no son los ideales por diversos motivos. En estos casos, los que pasan a tener el rol de mediar y de ser este “puente” son familiares que no viven con los niños o los bibliotecarios y docentes de las instituciones educativas donde estos niños acuden. En cualquier caso, el rol del mediador es trascendental para la etapa de la infancia, ya que en esta etapa ocurren los primeros acercamientos al acto de lectura. Por otro lado, el rol del mediador también es necesario en la etapa juvenil. Sin embargo, existe una falsa creencia de que en esta etapa ya no es necesario mediar, pues el lector juvenil tiene la suficiente autonomía para seleccionar sus lecturas según sus gustos. Desde mi experiencia como docente de enseñanza media, esto no es verídico. Muchos jóvenes ni siquiera tienen un gusto definido y están dispuestos a que una persona externa les recomiende lecturas y los motive a descubrir nuevas temáticas y nuevos géneros.



¿Cuáles han sido tus referentes en el mundo de la mediación?
Mis referentes en el mundo de la mediación son todas las personas que se dedican a fomentar la lectura siendo cuentacuentos. Cuando ellos comienzan a leer, a los niños y niñas se les abre un mundo infinito de posibilidades. Logran que la imaginación vuele y no hay nadie mejor que ellos para lograr que un niño se olvide del mundo real por un momento y viva otras experiencias. Lamentablemente, en nuestra sociedad aún falta mucho para considerar este trabajo como una labor profesional. Se cree que cualquiera puede leer un cuento a viva voz, pero no es así. Un cuentacuentos tiene formación y se explaya a un público ávido de curiosidad y desafiante en momentos. No es tarea fácil. Mi sueño sería que estos profesionales sean invitados a trabajar también con adolescentes. Hay algo que sucede en la etapa juvenil, muy especial, que tiene relación con el descontrol de emociones y sentimientos. Obviamente no podría ser la misma instancia para el público infantil que para una audiencia adolescente, pero con ciertos ajustes creo que sería una oportunidad que hace falta nutrir.
¿Cómo conociste la estrategia constelaciones literarias para fomentar la lectura en los estudiantes? ¿Puedes explicarnos de que se trata y cómo lo has aplicado en tus clases? ¿En qué se diferencia de un itinerario lector o de las lecturas encadenadas?
La estrategia de las constelaciones literarias la conocí en el Máster de investigación en Didáctica de la lengua y la literatura de la Universidad de Valencia. La profesora Eva Morón nos mostró diversas metodologías y estrategias para trabajar los textos literarios en el aula, pero esa en particular me llamó mucho la atención, ya que vi la posibilidad de tomar en cuenta el gusto de los alumnos para llegar a leer obras clásicas. Se trata de comenzar una secuencia didáctica con textos de la brecha generacional de los estudiantes y luego recoger ciertos elementos de dichos textos para avanzar a otros y a otros, hasta formar una constelación de textos que se unen por alguna razón específica. Los alumnos se van dando cuenta que lo que a ellos les gusta no es nuevo, sino que tiene un origen. En palabras simples, se les abre un abanico de lecturas, pero tomando en cuenta sus gustos. Guadalupe Jover, la autora que propone esta estrategia, explica que no podemos invisibilizar el gusto de los jóvenes, en palabras nuestras, no podemos “hacernos los lesos” y tenemos el deber y la responsabilidad de trabajar en conjunto la brecha horizontal o generacional (lo que les gusta leer o ver a los estudiantes) y la brecha vertical (las lecturas de la tradición, los clásicos). No se trata de relacionar directamente ambos extremos, sino que de ir avanzando hacia textos con mayor complejidad con el fin de desarrollar la competencia literaria de los estudiantes. Tampoco tienen que ser leídas las obras completas de una constelación. Pueden ser fragmentos de ciertos textos que te llevarán a la lectura de otro, hasta llegar a una obra que puede ser leída con más profundidad. Las constelaciones son itinerarios lectores, donde se incluyen textos literarios de distintas épocas, distintos autores, distintos géneros. Muchas de ellas también incluyen tráileres o fragmentos de series de Netfix, o de películas. La idea es formar un camino en donde el alumno no se sienta ignorado a la hora de compartir lecturas en el aula. Creo que esta estrategia combina muy bien dos objetivos que tenemos como docentes: Desarrollar la educación literaria, pero también el fomento lector. No funcionan por separado.
¿Podemos pedirte que nos recomiendes un autor fundamental en el campo de la literatura infantil y juvenil?
Una autora fundamental que recomiendo en el ámbito de la Literatura infantil juvenil es Gemma Lluch. Además de tenerle mucho cariño, la admiro profundamente. Siempre está actualizada, usa mucho las redes sociales, tiene un blog en donde es posible reflexionar acerca de diferentes temas que influyen no solo en la literatura, sino que en la cultura infantil y juvenil. Es posible leer acerca de lectura digital, de narración oral, de series de televisión, entre otros temas que están a la vanguardia en esta materia. Ella comparte su conocimiento y sus lecturas y es muy crítica frente a la gran oferta que existe en estos momentos hacia la audiencia infantojuvenil.
¿Cuál crees que es la función de la LIJ?
Creo que la función de la LIJ es la misma que la de la buena literatura para “adultos”, es decir, abrir nuevos mundos, estimular la reflexión y el pensamiento crítico y, por último, algo fundamental: entretener. Esto último no quiere decir que la función de la LIJ sea “hacer reír”. Me refiero a entretener sea cual sea el tema que se trate. Si se toca el tema de la muerte, que sea de una manera en la que se capte la atención del lector por alguna razón específica y que aquel se lo pase bien leyendo, independiente de si ese tema no es tan “entretenido”, porque muchas veces es necesario.
¿Qué piensas acerca de la ilustración y su función en la LIJ?
En el ámbito de la literatura infantil y juvenil considero que la ilustración es fundamental. En específico, porque los pre-lectores profundizarán en este apoyo visual para poder ampliar su capacidad de comprensión. Por otra parte, un buen libro ilustrado (específicamente libro álbum) es donde texto e imagen se articulan y se necesitan mutuamente, entonces no existe el uno sin el otro. Tanto texto como imagen cobran sentido y esto ayuda al lector en su forma de interpretación. Por último, considero que la ilustración deja de estar presente cuando los lectores infantiles crecen, es decir, cuando ya son jóvenes. Es necesario que se fomente el desarrollo de libros ilustrados para la audiencia juvenil que está un poco abandonada con respecto a la infantil. Últimamente se pueden observar grandes trabajos que llaman la atención de este público como, por ejemplo, las novelas gráficas, pero sigue siendo mucho menos que el área infantil.
¿Cómo entiendes lo diferente?
Para mi lo diferente es lo normal, es la realidad. Todos somos diferentes y si fuera de otro modo sería muy aburrido. Creo necesario que las distintas representaciones de la realidad muestren estas diferencias, es decir: distintos sexos, distintos mundos, distintas maneras de ver la vida, distintas familias, distintos amigos, distinto color de piel, entre otras infinitas posibilidades. Y no me refiero solo a la literatura, sino que a todo artefacto artístico que prentenda contarnos una historia. Recordemos que el pensamiento humano se articula en base a narraciones y es así como entendemos el mundo, por lo tanto, como mediadores debemos hacernos cargo de que dichas narraciones sean de calidad y un criterio para que esto se cumpla es mostrar esto que se llama “lo diferente”.