#CONOZCAMOS A LUCIANA DE LUCA
Luciana De Luca, nació en Buenos Aires. Vivió en el Litoral argentino durante su infancia.
Es, fue y será una lectora empedernida. Es autora de cuentos editados en distintas antologías de literatura para adultos: Cuentos Cuervos (Editorial Planeta); Ficciones de Argentinos en Brasil (Editorial Casanova); Cuentos Raros (Editorial Outsider); “Antología 8 y 8”.
Es autora del libro de cuentos “Las fiestas no son para los niños” (Editoriales Milena Cacerola y El 8vo. Loco, 2013).
En 2107 escribió, editado por Periplo, el libro para niños “Soy un jardín”, en colaboración con Florencia Delboy. En 2019, Periplo editó su libro infantil “Ratón de Biblioteca”.
Fue finalista en distintos concursos literarios y recibió menciones en otros, entre los que destacan el Premio de Poesía de la Fundación Victoria Ocampo (2009) y Una Brecha, Concurso de Cuentos a la Calle (2019).
Estudió Escritura Creativa en la escuela Casa de Letras y cursó distintos talleres literarios.
Trabaja como editora, periodista y ghost writer. Está trabajando en su primera novela.
Fotografía: Maru Copland, para un encuentro de Glöw Libros.
Entrevista: @Urdimbrediciones
Te conocimos virtualmente, a través de tu blog Emma&Rob, plataforma de difusión donde escribes y recomiendas datos relacionados con la infancia y sus distintas áreas de desarrollo. ¿Cuándo iniciaste este blog? ¿Desde dónde surgió habilitar esta vitrina como complemento a tu profesión?
El blog comenzó hace muchísimo. Mi hija más grande (hoy tiene 9 años y medio) tenía un poco más de un año y de pronto me empecé a encontrar con información valiosa, que compartía con amigas, también madres. De esa manera, naturalmente y porque trabajo hace muchos años como editora y periodista, abrí el blog. Siempre tuve la idea de que fuera un espacio absolutamente libre, donde pudiera compartir las cosas que me gustaban. Así lo mantuve, con más o menos tiempo, ganas, durante todos estos años. Ahora ya no lo actualizo mucho y las recomendaciones quedaron un poco de lado. El mundo de los blogs y las recomendaciones se fue transformando mucho. Y mis chicos ya son bastante grandes. Ya no consumimos tantas cosas. Salvo, por supuesto, libros.
Una de las subcaterogías del blog es Leer, ¿Cuáles son los criterios en que te basas para recomendar un buen libro infantil? ¿Existe algún ilustrador/a al que sigas especialmente con interés?
Fui y soy muy lectora, vengo de una familia sumamente lectora, nuestra biblioteca familiar siempre fue el núcleo, el corazón de la casa. Selecciono y recomiendo libros basada absolutamente en la experiencia de la lectura y la calidad. No me importan los libros de moda, ni las novedades. No me gusta moverme por las tendencias del mercado, sino leerles -todavía les leo todas las noches a mis hijos- libros de calidad. Que ofrezcan riqueza en el texto, en la historia, en la ilustración. Y creo que el criterio, el gusto, el ojo, se afinan leyendo. Y escribiendo, creo yo.
Ilustradores: Me gustan mucho Marta Altés, María Hesse, María Luque, Eleonora Arroyo, María Ramos Bravo… uf, miles. A todas las sigo en Instagram, guardo sus ilustraciones en una carpeta y sueño con hacer algo con ellas. De todos modos, hay muchas más. Otra favoritísima es Marie Kanstad Johnsen, que además de ilustrar hace unos libros fabulosos, todo ella sola.
Recientemente publicaste tu primer libro para niños y niñas “Ratón de Biblioteca” (bajo la edición de Periplo Ediciones) ¿Cómo se fue materializando este proyecto? ¿Cómo nació la idea de escribir en torno a la relación con los libros y la lectura?
Con Periplo hicimos una experiencia anterior a “Ratón de biblioteca”: “Soy un jardín”, un libro bellísimo que ilustró y pensó Florencia Delboy, y que necesitaba un texto. Ahí entré yo. Fue una primera prueba y fue muy bien: el libro gustó mucho, ganó el premio de Mejor Libro Categoría Crossover de Alija 2017. Eso creo que me ayudó a animarme -en cierto sentido: escribo hace muchos años, para adultos especialmente. De hecho, acabo de terminar un libro de cuentos para grandes, que espero vea la luz en 2020. Y tengo un libro para niños terminado, esperando pasar a la etapa de ilustración. Eso, entre varios otros proyectos, para niños y grandes.
Yo era una niña fervientemente lectora. En casa había reglas bastante estrictas respecto de la televisión. Y la verdad ¡no me interesaba! No me gustaban los videojuegos, tuve una infancia con mucha calle, muchos amigos y amigas, mucha aventura -viví toda esa etapa en una provincia del Litoral argentino-. Así que el tiempo me lo pasaba trepando a los árboles, corriendo carreras en bici y leyendo. Leía los libros que mi papá me habilitaba -muchos, para chicos mucho más grandes que yo- y era socia de una biblioteca, la biblioteca de los maestros, y me dejaban ir en colectivo, sola, a retirar libros. Así que para mí los libros siempre fueron todo: aventura, alimento, juego, compañía, consuelo, un periscopio y una lupa para ver el mundo. Los libros me hicieron quien soy y les estaré eternamente agradecida.
¿Cómo fue el trayecto para dar con la ilustradora Cynthia Alonso? ¿Cómo fue trabajar junto a ella? ¿Tienes alguna escena del libro que le tengas más cariño?.
A Cynthia llegamos por recomendación de Florencia Delboy. Antes de llegar a ella, habré visto no menos de 100 portfolios de ilustradores. Había muchos buenísimos, pero siempre me parecía que algo faltaba. Estaba un poco preocupada ya, hasta que llegamos a Cynthia. Y ahí todo fluyó de manera increíble. Cyn hizo un trabajo muy intuitivo, muy asertivo y desde la paleta de colores -me tomo el permiso para decir ¡tan hermosa! – hasta el personaje, un poco y libremente inspirado en mi hija, todo me pareció hermoso.
Me gusta mucho la ilustración que hay en la tapa, que al abrir el libro por completo, continúa en la contratapa. Dentro, la de la montaña-dinosaurio me encanta también.
Tu libro ha sido destacado en el diario La Nación de Argentina, a propósito de la última Feria del Libro Infantil en el CCK, ¿Cómo fuiste encontrando la voz de la niña?. Por las dedicatorias, podemos inferir que viene tanto desde tu “rol de mediadora” con tus hijos Emma y Teo, pero también desde tu propia experiencia como lectora. ¿Cuéntanos cuáles fueron esas lecturas que acompañaron tu infancia?.
Trabajo como periodista y editora hace muchísimos años. ¡Y he trabajado mucho como escritora fantasma! Eso tiene algo súper interesante, y es que me ha permitido ponerme en la piel de otras personas, con historias de vida, voces y experiencias muy distintas a las mías. Creo que eso fue un entrenamiento muy valioso. Ahora: esa niña ¡soy yo! La chica que se trepaba a la biblioteca, que se metía entre las plantas, que se “iba” de este mundo, de tan concentrada en los libros, soy yo. La literatura, la práctica de la escritura, mejor dicho, me ayudó mucho a poder dejar hablar a esas voces que también soy. En un sitio tibio y profundo de mi historia, sigo siendo esa chica despeinada que prefería un libro a mil vestidos.
La lista de mis lecturas es infinita: puedo mencionar a autores como Verne, José Mauro de Vasconcelos, Monteiro Lobato, Louise May Alcott, Mark Twain, Juana de Ibarborou, Gabriela Mistral, Eduardo Wilde, Oscar Wilde, Emilio Salgari, Conan Doyle, Whitfield Cook, Horacio Quiroga, Alvaro Yunque… De verdad, eran tantos libros, tanto tiempo leyendo. Y los autores “para grandes” que se colaban en mis expediciones a la siesta: Cronin, Chejov, Janusz Korczak, Vasco Pratolini, entre muchos otros. También leía historietas, comics, revistas de ciencia. ¡Todo lo que encontraba!
Hemos revisado algunas referencias de tu trayectoria y sabemos que también has escrito para adultos. Desde lo que conocemos, tus textos tienen una cadencia, un ritmo propio de la poesía, recurres a ella constantemente? ¿Cuáles son tus escritores/as imprescindibles? ¿Cuáles han sido tus referentes en el ámbito artístico? ¿Qué próximos trabajos tienes en mente?
¡Ojalá sea así como me dicen! En la infancia y la adolescencia me gustaba escribir poesía. Me pasé a la prosa poética y creo que desde allí sale todo lo demás. Lo mío, quiero decir. Me gusta ser fiel a mí misma cuando escribo. Me escucho y disfruto de la cadencia poética, muchísimo. No encuentro otra manera de hacerlo. Y tampoco sé si quiero.
Muchos de los autores y autoras que me gustan tienen prosas sumamente poéticas. Creo que no serían lo que son sin la poesía, sin esa cadencia musical, caprichosa, sorprendente. Yo quiero ser eso, ser como ellos.
También tengo muchos autores y autoras imprescindibles. De hecho, leo y leí mujeres toda mi vida. Muchas mujeres. Siempre pienso que cuando leo mujeres estoy estudiando, estoy aprendiendo. De sus voces, de sus experiencias, de su “puesta en carne”. Porque la escritura de las mujeres es muy profunda, muy lúcida, de cuerpo presente. Así que siempre estoy leyendo a mujeres y mi biblioteca tiene muchas autoras. Eso me gusta muchísimo, siento que al escribir puedo sentir todas esas voces, todos esos pensamiento que me preceden, que me acompañan -mis contemporáneas- y me siento acompañada, sostenida. Cuando escribo, siento que voy caminando por senderos que ayudaron a abrir otras, y que están ahí, viéndome avanzar.
Hay muchos autores y autoras imprescindibles en mi vida. Y lo mejor de todo es que sé que siempre hay nuevas, nuevos. Eso es lo que más me entusiasma: ¡no se termina nunca!
Como todo el mundo, tengo épocas, pero si tengo que hablar de mis favoritas/os por estos tiempos, puedo mencionar a Lina Meruane (su brillante compatriota); Sara Gallardo, siempre; António Lobo Antúnes, un faro absoluto; Emmanuel Carrere; y el padre de mis niños y mi esposo, Santiago Craig, con quien comparto ser escritores… y el día en que nacimos.
Estoy muy concentrada y enfocada en la escritura. Escribo para niños y para adultos, así que voy alternando proyectos. Acabo de terminar un libro de cuentos que, si todo sale bien, saldrá a la luz en 2020. Para grandes. Fue mucho tiempo de trabajo, relecturas y edición. Disfruté muchísimo del proceso. Hay un libro para niños terminado, a la espera de un ilustrador y dos más en trabajo. La situación económica y social de mi país hace que las editoriales -sobre todo las más pequeñas- sufran muchísimo los altibajos. Para editores, autores e ilustradores, es un momento sumamente difícil. Pero en eso estamos: resistiendo.
Por último, nosotras entendemos lo diverso como todo aquello que nos parece distinto a nuestra realidad y entorno. ¿Cómo lo entiendes tú?.
Creo que lo diverso es lo que pasa a pesar nuestro, lo que es diferente y aún así, no por eso es amenaza. Lo diverso es el colorido, el juego de la existencia. El sabor. Lo diverso es lo que nos permite ser libres, felices, amar y vivir tranquilos. Lo diverso es la existencia pacífica y amorosa del otro. O al menos, eso me gustaría que sea la diversidad.
Conoce más de su trabajo aquí: http://www.emmayrob.com
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